martes, 5 de julio de 2016

Hacienda pública, desigualdad impositiva y construcción de infraestructura

Pero también es importante el hecho de que todos los presidentes hasta 1911 fueron individuos con grado militar (con la excepción de Rafael Zaldívar), quienes buscaron favorecer a la institución castrense para asegurar su lealtad.
El otro gasto importante correspondió al pago de la deuda pública, que oscilaba entre una cuarta y una tercera parte de todos los gastos del Estado durante los años de 1880-1910. Esta proporción tan alta se debe a que el Gobierno casi siempre gastaba más de lo que recaudaba y, por tanto, tenía que pedir prestado para poder cancelar todas sus cuentas. Conforme pedía más dinero prestado, aumentaba lo que tenía que devolver tanto a capital como a intereses. Por lo general, el gasto en el ejército sumado al pago de la deuda pública llegaba a más de la mitad de todo el presupuesto del Estado, lo que significa que no quedaba mucho dinero para otros aspectos, tales como educación y obras públicas. Por ejemplo, el Estado gastaba apenas un seis por ciento del presupuesto en educación pública, y entre un siete y un catorce por ciento en obras públicas durante los años en cuestión.

Pese a las limitaciones financieras y el poco interés de los gobernantes, se logró algún avance en las condiciones de vida de la población. Las campañas de vacunación masiva que emprendió el Estado
desde finales del siglo XIX libraron a la sociedad de enfermedades contagiosas como la viruela, que tantos estragos había causado desde los días de la Conquista. Las escuelas se multiplicaron lentamente y los trabajadores empezaron a tener algún acceso a la educación. En las ciudades más importantes, se comenzaron obras de saneamiento, incluyendo la instalación de tuberías de agua potable y de pilas públicas, asi como el telégrafo y servicios de correo.

Los gobernantes de entonces también entendieron que el crecimiento económico y el control político sobre el territorio nacional solo podían lograrse mediante la creación de una adecuada red de comunicaciones. A partir de la década de 1870, los representantes del Estado pusieron su empeño en modernizar los precarios transportes existentes en el país.

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